Probando mi juego en una escuela secundaria
- Gonzalo Benitez
- 5 jun 2018
- 2 Min. de lectura
En una de las materias del cuatrimestre final de mi carrera, diseño y producción de videjuegos, nos pidieron crear un juego para, luego, llevarlo a escuelas secundarias y obtener el feedback necesario para progresar y mejorar el producto, hoy les voy a contar mi experiencia.
Desde un principio, mi grupo empezó mal. Gracias a un malentendido, dimos una presentación lamentable y precaria frente a nuestros profesores y compañeros, pensando que era algo informal, para mostrar las bases de nuestro juego.

Los profesores nos "retaron", por así decirlo, para demostrar que lo nuestro fue un error y que en realidad podíamos lograrlo, las siguientes tres semanas después de ese día, mi grupo durmió 4 horas como mucho, y dedicó el resto del tiempo a programar el juego, puliendo, arreglando bugs, agregando música, arte, mecánicas, enemigos, etc.
Así nació Grau, un arcade destinado para celulares, en el cual controlamos a una especie de conejo con cuerno y las olas incesantes de monstruos que aparecen.

Cuando el juego ya tenía su forma, hubo que llevarlo a la primer escuela secundaria. Estábamos nerviosos, otras personas que no conocíamos iban a probar su juego, ¿que pasa si no les gusta? ¿y si se aburren?
Ese día llegamos a la sala de informática de la escuela, y los inconvenientes técnicos empezaron a aparecer: nuestro juego no corría en las máquinas de la sala. Por suerte teníamos Notebooks suficientes para que pudieran probarlo igual.
Los chicos entraron, se sentaron, y el primer grupo dio su presentación, y luego los chicos jugaron al juego.
Después de eso, nosotros, el segundo grupo, dimos nuestra presentación y les dimos el juego para que lo prueben.
Por suerte, nos encontramos con lo contrario de nuestras dudas: el juego les gustó, les encantó, no era perfecto, por supuesto, pero se divirtieron, se rieron, algunos querían seguir jugando a pesar de haber terminado el tiempo.
Esto se repitió con un grupo más, el cual tuvo las mismas reacciones, el juego fue del agrado de la mayoría, aún de aquellos que no jugaban nunca.
Nos fuimos de esa escuela agradecidos por la colaboración de los chicos, y de lo útil que fue escuchar que les gustó y que no les gustó, para poder crear un mejor juego.
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